La Dra. Raquel Chan expresó que aún si no prosperara como producto comercial, la tecnología tolerante a sequía "es un ejemplo para otros investigadores, es un ejemplo que como país se puede".
Raquel Chan, la investigadora superior del CONICET que inició el trabajo biotecnológico que finalizó con la creación de la soja y el trigo tolerantes a sequía, sostuvo que más allá del resultado comercial del desarrollo se trata de "un hito" para la ciencia argentina y un estímulo para que los científicos, "un ejemplo que como país se puede".
La declaración se produjo en una emisora santafesina tras conocerse la aprobación de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad de Brasil (Ctnbio) para la harina proveniente del trigo tolerante a sequía HB4, que desarrolló Bioceres en base al trabajo científico del equipo de Chan en la Universidad Nacional del Litoral.
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En medio de la polémica, porque la determinación de Ctnbio no pone fin a la discusión en la que muchos actores, en Brasil pero también en Argentina, cuestionan el producto por no ser del agrado de los consumidores, la investigadora de CONICET valoró que "Argentina logró llevar todo el tema regulatorio al exterior y aprobar una tecnología propia por primera vez, creo que es un logro enorme".
Al respecto, explicó que los sistemas regulatorios en cualquier país son muy complejos y que en Argentina existen 63 eventos transgénicos aprobados, de los cuales HB4 y una papa resistente a un virus, son los únicos nacionales íntegramente desarrollado y aprobado en el país. "La papa, como no se exporta, se aprobó totalmente", explicó Chan. En cambio, soja y trigo necesitan el aval de los principales mercados compradores: China y Brasil, respectivamente. "La de China no llegó todavía para soja, esperamos que llegue este año", señaló.
Sobre la aprobación de harina de trigo en Brasil, valorizó que la Ctnbio la determinó "por voto unánime". Y remarcó que el órgano incluso realiza audiencias públicas para tomar una decisión. Sobre el proceso, Chan contó que el ente discutió el tema desde octubre del año pasado con reuniones todos los meses y en cada una "pedían nuevos análisis", que se hacían y enviaban. "Incluso dijeron en la aprobación de ayer que era el análisis más exhaustivo que habían hecho sobre ninguna otra tecnología; después de todo eso consideraron que es segura; es muy importante".
Aunque admitió desconocer en detalle los procesos legales de aprobación, "supongo que falta un trámite", aclaró respecto de la aprobación total en Argentina, donde este año hay 55.000 hectáreas sembradas. Luego, la comercialización debiera realizarse "como ha sido pautado", subrayó, con segregación y medidas de seguridad para que no se mezcle con otro grano o harina.
Sobre la relevancia que tiene para Argentina, Chan estableció dos "impactos". "Uno, que tenga éxito comercial y sería impresionante, pero hay que verlo porque el mercado puede dar su palabra; yo espero que sí, que lo tenga". Aún si no lo tuviera, remarcó: "creo que es un hito para Argentina que logre un desarrollo y lo haga hasta el final; es un ejemplo para otros investigadores, es un ejemplo que como país se puede, significa muchas cosas". De igual modo que lo serían futuros desarrollos que hoy están en proceso y que podrán tener éxito o no. "Por lo menos demostramos que con perseverancia se llega".
Sobre el resultado comercial, si avanzara representaría "muchos ingresos para el país porque, obviamente, es valor agregado con tecnología; ya no es grano sólo".
En tal sentido explicó que Brasil era "la limitación" por ser el mercado mayor, pero aclaró que la tecnología "está aprobada en otro montón de lugares", por ejemplo Colombia o Indonesia, motivo por el consideró que "hay una cantidad de países que sí lo quieren".
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