La campaña agrícola en la región enfrenta dificultades para la siembra de maíz debido a la falta de humedad y las plagas. Como alternativa, el girasol y el sorgo recobran protagonismo en suelos marginales, donde la soja tiene menor rendimiento. Ambas opciones ofrecen ventajas por su resistencia a la sequía y menores costos.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) reportó complicaciones para la siembra de maíz en la Zona Núcleo debido a la escasa humedad superficial y la amenaza de plagas como la chicharrita, lo que ha forzado a muchos productores a adelantar la siembra con riesgos para la germinación. A pesar de que ya se sembraron 200.000 hectáreas, un 15% de lo previsto, la falta de lluvias está obligando a considerar otras alternativas como el girasol y el sorgo, especialmente en zonas donde la soja no ofrece buenos rendimientos.
Según el informe de la BCR, en el centro-sur de Santa Fe, la siembra de maíz alcanza un progreso del 40%, pero en zonas como Carlos Pellegrini "ya no queda humedad para asegurar una buena germinación", comentaron los técnicos locales. Solo los productores tamberos insisten en sembrar maíz por la necesidad urgente de forraje. La situación es similar en el noreste de Buenos Aires y en áreas del noroeste bonaerense y sudeste de Córdoba, donde la falta de humedad es crítica y se ha sembrado apenas un 5% del maíz proyectado.
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Frente a este panorama incierto, los productores están considerando cultivos alternativos. "El girasol y el sorgo resurgen como opciones viables, sobre todo en lotes donde la soja no supera los 25 a 30 quintales por hectárea", indica el reporte. Estos cultivos, que ya venían ganando terreno en los últimos tres años, presentan ventajas claves en situaciones de sequía y altas temperaturas. "La resistencia a la sequía y la posibilidad del sorgo de retrasar su floración en periodos secos lo hacen más seguro", explican desde Noetinger, en el sudeste cordobés, donde se espera que la superficie destinada al maíz se reduzca hasta un 50% por la imposibilidad de realizar siembras tardías.
El girasol, por su parte, no solo ofrece resistencia, sino que su cosecha temprana en febrero permite liberar los lotes para la recarga otoñal y sembrar otros cultivos. En suelos marginales, donde la soja apenas rinde 25 quintales por hectárea, el girasol puede alcanzar rendimientos de 25 a 30 quintales, y el sorgo hasta 60 quintales, según destacan técnicos de la BCR.
A pesar de que estos cultivos no ofrecen los márgenes más altos, resultan atractivos por sus menores costos de implantación. "El costo de sembrar girasol es un 20% menor que el de la soja y la mitad del maíz", aseguran los especialistas. En términos de rentabilidad, con rendimientos de 22 quintales por hectárea para el girasol y 65 para el sorgo, los márgenes en campo propio son de 165 dólares por hectárea para el girasol y 111 para el sorgo, según el informe de la BCR.
Sin embargo, la rentabilidad cambia en campos alquilados. Con un alquiler de 8 quintales por hectárea, el girasol todavía deja un margen positivo de 40 dólares por hectárea, mientras que el sorgo podría generar una pérdida de 41 dólares por hectárea debido a su mayor costo de producción.
En definitiva, la falta de lluvias ha obligado a los productores a buscar alternativas al maíz. "La clave está en minimizar los costos", concluye el informe, aunque advierte que es esencial planificar con antelación la compra de semillas, ya que en algunos híbridos, como los de girasol, la oferta es limitada.
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