El dato lo elaboró Rosgan en su reporte semanal, en el que refuta la idea oficial de que podría aumentar la oferta interna cerrando las ventas al exterior.
"Asumiendo un peso medio por res de novillo de 280kg, hoy podríamos estar obteniendo unas 700.000 toneladas adicionales de carne. En términos per cápita, unos 15 kg por habitante por año".
El dato es contundente y lo elaboró Rosgan como conclusión a su análisis semanal del mercado, lógicamente enfocado esta vez en la obstinación de la elite política de volver a cometer un error que al país en general, y a la cadena de ganados y carnes en particular, le costó bastante más que la remanida cifra de 12 millones de cabezas del stock nacional.
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A ese número se llegó al estimar que de aquella enorme pérdida de animales que sufrió el rodeo nacional aproximadamente unos 2.5 millones fueron novillos. "Efectivamente, un cepo a la exportación puede cambiar el nivel de oferta, solo que no en la dirección que se intenta comunicar", afirma el informe.
Bajo el título "Escasez de oferta: una realidad que no se revierte con cepos", el trabajo refuta la extravagante idea que tienen los políticos de lograr más volumen de categorías de hacienda para el consumo interno impidiendo comercializar las que se orientan al mercado exterior. "Sin comprender en absoluto el mercado ganadero, el gobierno nacional bajó las compuertas para la carne, asumiendo que esa simple maniobra elevaría el nivel de oferta para el mercado local, cual agua en una represa".
En mayo de 2007 el entonces Jefe de Gabinete Alberto Fernández acompañaba al entonces presidente Néstor Kirchner a firmar un acuerdo de precio de la carne con entidades del campo, a un año del cierre de las exportaciones.
Para explicar que el flujo de oferta no se eleva con un cepo, el trabajo señala algunas falacias que se usan de argumento para defender la medida. "La primera consiste en pretender aumentar la oferta de novillitos y vaquillonas bajando la compuerta de las vacas", explica. Por enésima vez, se relata cómo la gran mayoría de la hacienda que se venía exportando "no es mercadería que estemos restando de la mesa del consumidor argentino", sino que "básicamente es otro tipo de producto".
En segundo lugar, la oferta ganadera este año sin dudas es menor -especialmente de terneros y terneras- por un menor número de hembras en servicio que, a su vez, sufrieron muy malas condiciones climáticas tanto durante las pariciones como en los primeros meses de lactancia, algo que en ciertas zonas no solo restringió los kilos obtenidos, sino que, incluso, elevó significante los niveles de mortandad pre destete.
Rosgan cita el movimiento de animales registrado por SENASA en los primeros cuatro meses del año, que refleja un menor número (-1,2%) de terneros y terneras saliendo de los campos, pero fundamentalmente una proporción significativamente menor ingresando a feedlots, casi un 15% menos que en igual período del año pasado.
Por último menciona al efecto que inevitablemente generarán estos cepos sobre la productividad del stock. "En un escenario políticamente incierto, donde apostar a ciclos productivos largos eleva exponencialmente el riesgo del negocio, donde el único canal de comercialización que se intenta proteger demanda animales jóvenes y livianos, donde el costo financiero obliga a reducir los ciclos de producción, el aumento genuino y sostenible de la producción de carne que necesita generar Argentina se vislumbra como una meta cada vez más difícil de alcanzar".
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