Durante el evento, el pasado 30 de junio, se abordaron cuestiones estructurales, tecnológicas e intergeneracionales. Pero lo más trascendente fue que se retomó la idea, entre producción e industria, de volver a dialogar en busca de un sistema comercial justo y previsible para todas las partes.
La tercera edición del Simposio Internacional de Lechería (SIL), que organizó la Sociedad Rural de Rafaela el pasado viernes 30 de junio, podría ser un nuevo mojón en la larga historia de desencuentros dentro de la cadena: productores e industrias acordaron "poner fecha" para iniciar -una vez más- el diálogo sobre la instrumentación del pago por calidad de la materia prima.
Así como el SIL permitió "entender las tendencias globales, regionales y también locales en el uso de la tecnología", en el último bloque se generó un espacio de intercambio para debatir si "Es posible unificar criterios en la comercialización de la leche".
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Los organizadores resaltaron que "con mensajes claros que tienden al acuerdo, al debate respetuoso pero flexible", se expusieron diferentes posiciones que "abren una oportunidad de encuentro" que podría surgir con la entidad rafaelina como marco de contención.
"Del auditorio surgió la idea de poner una fecha para la negociación y avance del pago por calidad, tarea que queda pendiente para la propia Sociedad Rural de Rafaela", indicaron desde la entidad.
Luego de tres bloques dedicados a analizar la cadena lechera, conocer la experiencia de las nuevas generaciones y las novedades tecnológicas, el cuarto y último panel incluyó las exposiciones del presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), Ercole Felippa; el titular de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas, Pablo Villano (online); el coordinador de la Comisión de Lechería de Carsfe, Javier Bolatti; Javier De La Peña por la Junta Intercooperativa de Productores de Leche y titular de la Cooperativa Asociación Unión Tamberos; y el presidente de CRA, Jorge Chemes.
Felippa, como productor lechero y dirigente industrial (también preside la cooperativa láctea Manfrey) advirtió: "hay que seguir trabajando. Debe ser nuestro objetivo de corto plazo llegar a sistemas de pago donde realmente se valoricen los atributos composicionales e higiénico-sanitarios, pero tenemos que resolver qué hacemos con esa leche que no cumple con el Código Alimentario Argentino, que es un gran porcentaje de la leche".
El titular del CIL reconoció que se está trabajando desde las industrias en dotar de mejores herramientas para que los productores alcancen los márgenes esperados de calidad, pero que del mismo modo se intentan generar espacios de negociación para establecer márgenes de cumplimiento fiscal adecuados para evitar la competencia desleal dentro del mismo sector, estando hoy por encima de los 30 puntos porcentuales. "Este es un fuerte elemento de distorsión", dijo.
"No bajemos los brazos, no nos asustemos si no avanzamos a la velocidad esperada", indicó el ejecutivo. Quien abogó por aprovechar la oportunidad que se presenta al sector ante el crecimiento de la demanda. "Tenemos un enorme desafío y debemos trabajar en una agenda común de temas que nos permitan mejorar la competitividad de la cadena", dijo, y argumentó que "si nos terminamos peleando entre nosotros, vamos a ser funcionales a los sectores a los que les conviene que nos dividamos".
Coincidiendo con la necesidad de generar un debate y un acuerdo con el tema del pago por calidad, de forma virtual, Villano destacó que debe comenzarse "de forma gradual", no por limitaciones en el ámbito industrial, sino para no dejar productores afuera del negocio lechero, en plazos concretos.
El referente Pyme explicó que la desconfianza entre producción e industria no hace más que ralentizar un proceso lógico de valorización de los atributos de la materia prima. "En este momento en particular de cambio de autoridades tenemos que pensar en la necesidad que tenemos de políticas lecheras", remarcando así que las divisiones o las ideas inamovibles de algunas de las partes no hacen más que demorar la gestión sectorial que se necesita.
De La Peña, hizo referencia al "problema de viejísima data que los integrantes de la cadena no hemos podido resolver", incluso consideró que se debería dejar de debatir a los parámetros del Código Alimentario como referencia.
"Estamos de acuerdo con que hay que pagar de la manera más justa, por componentes, por calidad y se deben agregar todas aquellas cosas que avanzan sobre las bonificaciones", indicó el cooperativista. Con "precios de base y techo", propuso, "se le puede ofrecer a partir de la Resolución 229 ("Sistema Integrado de Gestión de la Lecheria Argentina" (SIGLEA) un esquema de comparabilidad al productor, para saber dónde está parado y a partir de ahí, avanzar".
Por su parte, Bollatti fue el encargado de plantear los puntos más salientes del proyecto que impulsa Carsfe para aspirar a un precio cierto para la materia prima, definir un bien transable y un precio determinable. La intención del productor fue destacar la falta de capacidad de negociación de los tamberos, que incluso afrontan plazos de pago demasiado extensos. "Planteamos también un arbitraje en caso de no haber acuerdo con la calidad", explicó el productor sunchalense, en referencia a poder debatir desde el tambo las condiciones de la materia prima para la fijación del precio.
Recordó que desde Carsfe se impulsó un Plan para probar los modos que podría tener un sistema de pago por calidad y manifestó la necesidad de recuperar la iniciativa y ponerla en marcha.
Finalmente, Chemes sostuvo que "en la comercialización está el punto básico donde podemos tener el éxito y el fracaso de todo nuestro sistema productivo, por eso yo le atribuyo una importancia esencial, porque define si podemos ser viables o no".
Más allá de cómo se pague la leche, "nuestro sector necesitaría políticas previsibles; que podamos saber qué va a pasar con nuestro sistema productivo". Al respecto, confesó: "la verdad es que desde que yo arranqué con mi tambo nunca se logró eso, con ningún gobierno, porque no se trata de un color político". Esto, dijo, se debió a "responsabilidades compartidas; porque ni la industria, ni la producción, ni el Estado encararon o pusieron sobre la mesa la decisión de avanzar sobre una mejora en la forma de pago".
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