El autor considera que sería un grave error del sector avalar las retenciones con una ley de maquinaria que otorgue un bono para la compra de herramientas fondeado por el impuesto.
Silvio Montenegro (*)
Cuanta indignación que causan los industriales argentinos, siempre pidiendo algún subsidio, algún salvataje estatal, exención impositiva, créditos especiales, etc. Pero el colmo de los colmos parecen ser los industriales agropecuarios tal como lo demostró hace unos días Idígoras, representante de CIARA, y hoy Bertini haciéndolo como Presidente de CAFMA.
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De Idígoras ya escribí lo que pensaba. Ahora lo estoy haciendo recaliente por lo de Bertini, quien manifestó que quiere una "Ley de Maquinaria" que disponga parte de las retenciones para que vuelvan al productor como un bono utilizable para la compra de maquinaria agrícola, por supuesto nacional. Solo le faltó que sea utilizable para máquinas sembradoras Bertini y era cartón lleno.
Esto no es novedoso, como quisieron presentarlo en la previa de la nota, ya lo había escuchado hace muchos años diciendo lo mismo a Victor Juri en una entrevista que le hiciera Hector Huergo.
Aquellos a los que algunos muy mal llaman despectivamente "planeros" son víctimas del fracaso de la política de los últimos 40 años. Aunque para la mayoría de los políticos, con poder de decisión en estos años, económicamente haya sido un éxito rotundo, claro que hablando ellos solamente a título personal. Esas víctimas a las que acostumbraron a vivir sin poder ganarse la vida por sí solos son los que terminaron siendo la fuente de poder político y económico de esos políticos. Diría De Angelis "mirá si quieren a los pobres que los multiplican".
Ahora también quieren vivir de las retenciones los fabricantes de maquinaria agrícola. Igual que las aceiteras de Idígoras, pretenden ser la causa de que sigan desapareciendo más productores que al final redundará en que, más adelante, necesiten más asistencia por tener menos clientes.
No se dan cuenta que ambas son integrantes de una cadena donde los productores no podemos faltar, salvo que importen toda la soja o exporten toda la maquinaria agrícola, sabiendo que hoy como máximo se importan o exportan no más del 10%.
La solución para todos es que se salve la cadena, no que se salve 1 solo eslabón.
Argentina tenía 21 fábricas de cosechadoras. Muchas que no llegaron a ser conocidas, pero al menos 8 si lo fueron. Hoy solo quedan 1 o 2, sin siquiera ser significantes en ese mercado.
En otros tiempos, todos los pueblos tenían sus talleres metalúrgicos, que se transformaban en pequeñas fábricas metalmecánicas con infinidad de empresas metalúrgicas asociadas. A su vez, vinculados al sector rural había infinidad de mataderos, frigoríficos, tambos, cremerías, acopios y cooperativas que han ido desapareciendo con la extinción de cientos de miles de productores agropecuarios.
No hagan lo mismo que las provincias con la soja solidaria, aprendan a ser autosustentables. Esta vaca (el campo) ya está llena de sanguijuelas que la han dejado sin leche y sepan que cuando se muere el huésped (vaca) también se muere el parásito que vive de ella.
Espero que mis colegas productores no salgan corriendo a buscar ese bono, en caso de salir, porque eso será el modo con el que demostrarán que las retenciones deberán perpetuarse para siempre. Solo usenlo si lo pueden cambiar por dinero, al 100% de su valor, y después usenlo en lo que quieran, sea maquinaria, vacaciones, ahorro o lo que sea porque es suyo y de nadie más.
(*) Ingeniero Agrónomo - Productor Agropecuario
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